miércoles, 4 de noviembre de 2009





La vida de la revolucionaria modista que se diseño a sí misma






Gabrielle Bonheur Chanel defendería toda su vida un ideal estético que sintetizó en una entrevista para Harper’s Bazzar, en 1923: “La simpleza es el secreto de toda verdadera elegancia”. Desde muy joven, marcada por un origen humilde que tanta vergüenza le causaría, Coco Chanel declaró la guerra a las vestimentas femeninas recargadas, ostentosas, barrocas, llenas de vuelos y kilos de tela.


Cada centímetro, un signo exterior de la solvencia económica que de modo natural le fuera negada. Así cuando se encontró sabedora de su propio talento y buen gusto, al dictaminar para el mundo que los atavíos de la belle époque tenían fecha de caducidad, que las plumas en los sombreros, los tocados y los vestidos mismos, como paradigma de estilo, habían llegado a su fin, muy en el fondo, la niña pobretona sonreía: había encontrado un modo de poderse cobrar revancha.


Antes de ser Coco, Gabrielle Chanel había venido al mundo en 1883 en la ciudad de Saumur, en el departamento centro-occidental de Maine-et-Loire. Al registrar a la nena nacida en un albergue para indigentes, resultó que los funcionarios eran analfabetos y a duras penas alacanzaron a escribirla como “Chasnel”. Gabrielle tuvo otros cinco hermanos, uno mayor y cuatro menores. En 1895 Jean Devolle, su madre, murió de tuberculosis y el padre, Albert Chanel, dejó a los hijos en un orfanato para buscar dinero con qué hacerse la vida. En las vacaciones, Gabrielle pasaba tiempo con sus parientes, quienes la instruían en cómo tratar la ropa mucho mejor que las monjas del monasterio católico de Aubazine, donde ella vivía. El oficio de lavandera no le disgustaba, así que cuando cumplió la mayoría de edad, entraría a trabajar como ayudante de un sastre.


Convertida en una mujer madura, por muchos años Coco Chanel defendió una mentira sobre su vida para ocultar sus inicios difíciles. Según ella, al morir su madre, su padre viajó en barco a Estados Unidos para hacerse rico y fue enviada a vivir con dos tías lejanas que la maltrataban. Dijo además que su madre había muerto cuando ella tenía dos años -en realidad tenía doce- y cayó incluso en la tentación de restarse la edad, afirmando que había nacido en 1893 en vez de 1883. No le importó que le digan polémica, solo le importaba demostrar de lo que era capaz cuando cogía unas tijeras sobre la tela.


Osó vestir pantalones, prescindir de encajes, revocar unilateralmente las normas que dictaban que una mujer debía reverenciar a su hombre y de la noción misma de verse obligada a ser un ejemplo de vida; por ello no dudó en convertirse en amante de los aristócratas que pudieran ayudarla a construir su imperio, ni ser descarada en sus amistades con millonarios y políticos con el fin de garantizar su supervivencia. También fue colaboradora de los nazis, motivo por el cual fuera repudiada largo tiempo en su natal Francia.


Un hombre debe ser mencionado como primordial en la biografía de Chanel: Pierre Wertheimer. No fue su amante, pero si el hombre que ayudó a consolidar los inestables intentos de Coco por cimentar su imperio. Wertheimer vio en los productos como el Chanel N° 5 (lanzado en 1921) un rubro interesante de explorar y creó Perfums Chanel, una entidad en la cual Coco solo tenía un 10% de participación (ya que no era la principal accionista), Wertheimer 70% y Théophile Baden (creador de los célebres Galerías Lafayette) un 20%. Baden fue quien presentó a Wertheimer con Coco. Luego, tras la huida de Chanel a Suiza, Wertheimer poco a poco se haríadel control de House of Chanel, el consorcio de la diseñadora. Jacques Wertheimer, hijo de de Pierre, continuaría los negocios de su padre y Alain Wertheimer, hijo de Jacques, controlaría los destinos de la empresa desde 1974. En 1983, con la llegada de Karl Lagerfeld como máximo director creativo, La Casa Chanel emprendería un lento camino hacia el brillo de otros tiempos.


Esta mujer que inspiraba admiración y envidia, considerada una revolucionaria de la moda, será encarnada por Audreuy Tatou en “Coco antes de Chanel”, un filme que representa el origen de la leyenda. La interrogante que intenta resolver el filme es cómo una jovenzuela llamada Gabrielle, pobre y autodidacta, se valió de una personalidad fuera de lo común para convertirse en Coco Chanel, el símbolo de rebelión y libertad que conocemos como la “mujer de hoy”. Aunque pareciera que en 1971, a sus 81 años, ella misma murió buscando esa respuesta.


Fuente: ellos & ellas, por Sandro Mairata (2009, 07 de octubre)


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